Regalos «Especia-les» que nos llenan de aromas el alma


Desde hace unos cuantos años me he dado cuenta que, de los incontables regalos que he recibido en mi vida, podría catalogar a las hierbas y las especias como unos de los más especia-les. ¿Me creerían si les dijera que la mayoría o al menos muchas de las que les hemos descrito en estos cinco años, han sido producto de hermosos obsequios que nos han llegado de muchas partes del mundo? y es que de hecho, la esencia de este blog florece motivada por estos sublimes regalos.

Un sinfín de personas muy queridas se han hecho presente en nuestras vidas y nos han llenado el alma con todos esos aromas que perfuman cada día nuestros hogares. Así como sus equipajes quedaron impregnados con sus embriagantes esencias, nuestros corazones quedaron marcados por siempre.

En esta oportunidad les comentaré los bellísimos regalos que recientemente Luisa me mandó con su papá desde Canadá, ¡sí, sí, sí! leyeron bien, Luisa. Les comento que mi “ser sensorial” fue sorprendido en especial con una mezcla de especias cuya combinación de aromas y sabores me “dejó en el sitio”. Solo visualicen la combinación del sabor picante e intenso del ajo y la cebolla, la dulzura sublime de la miel de maple (erable), el aromático y embriagante picor de las pimientas, y finalmente potenciando estos sabores, la sal marina. «Sencillamente sublime y fantástico» luego les contaré a qué se lo añadiré. Por los momentos vienen a mi mente alimentos cremosos que acaricien el paladar y quesos tipo brie fundidos sobre una base crujiente. ¡Ufff se me hizo agua la boca! ¡¡¡En definitiva disfrutaré muchísimo de ese exquisito y bello obsequio!!!

Personalmente creo que lo más interesante y hermoso de amar a las hierbas y especias y de escribir sobre ellas, es que las personas que te conocen y te quieren están siempre pendientes de hacerte probar y conocer cosas nuevas e inesperadas. Una ventaja de que Adriana y yo (Luisa) estemos separadas por tantos kilómetros de distancia es que nuestro abanico de opciones para degustar y contarles se amplía enormemente y en forma exponencial pues nuestra red de amigos de diferentes países también ponen su granito de « sal ».

Entre los regalos especia-les que he recibido y que aprecio infinitamente están 3 en particular: el primero son unas semillas de sarrapia que me obsequió Adriana en mi último viaje a Venezuela y que resultaron un descubrimiento y una dicha, pues su sabor es único y sobre todo muy nuestro. Luego les menciono un frasco de pasta de ají amarillo que compró mi cuñado Eduardo Méndez en Perú y que me envió con mi suegrita Gladys a Montreal. Esta pasta de ají es una delicia y se parece al sabor de nuestro ají dulce, que es muy difícil de conseguir por estas tierras. Por último, una cajita de flor de sal d’Estrenc con naranja y chile traído desde España por mi amiga del alma Mercedes Gómez y que tiene un gusto tan sutil y sensual, que no hay paladar que se resista a esta combinación maravillosa.

¿Y qué les parece si esta navidad o en nuestros cumpleaños en vez de regalarnos cosas materiales, hacemos un intercambio muy especia-l? Intercambiemos hierbas o especias aromáticas y deliciosas y llenemos nuestras casas de olores de canela, vainilla, nuez moscada, chocolate, romero, albahaca…sembremos pequeños potecitos de deliciosas hierbas en nuestros jardines o balcones, hagamos compotas o conservas de nuestras frutas preferidas, trufas de chocolate con especias de gustos inesperados y dejemos que el amor entre a los hogares de nuestros seres queridos y amigos, en lugar de por sus puertas, por todos sus sentidos.

¿Y ustedes que nos cuentan han sido sorprendidos con obsequios tan especia-les?

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