Ahora que comienzo a plasmar estas palabras es que soy consciente del porqué se me ha hecho tan difícil escribir este post y describirles las diferentes sensaciones que experimento cuando pruebo pimiento, chile o ají picante, como le decimos en Venezuela…
Cuando pruebo un picante el calor invade todo mi rostro, comienzo a sentir palpitaciones en la lengua, en toda mi boca, la salivación se hace más profusa, mi cuerpo se estremece, corren por mi piel toda una sensación de cosquilleos que se van transformando en emociones fascinantes e intensas que entre bocado y bocado van despertando suspiros y jadeos por un ardor y dolor masoquistas. Cuando de pronto va emergiendo de mis entrañas un profundo placer que se dibuja en mis labios como una pícara sonrisa, el deseo se intensifica y mi cuerpo pide más, debo complacerlo…
Y es que los chiles o pimientos son de ese tipo de alimento que puede hacer volar tu imaginación y sobrepasar cualquier expectativa. Ellos tienen el enorme poder de moverte entre sensaciones y emociones tan intensas y contrastantes que hacen que literalmente tu cuerpo y tu cerebro exploten y fluyan dentro de ti un sinfín de sustancias que a su vez van desencadenando una sensación tras otra, como una especie de cascada que nada la detiene. ¿Les suena conocido? ¿Les ha pasado algo similar?
Debido a todo esto y mucho más es que los pimientos son y serán siempre una de las especias más consumidas y amadas a nivel mundial. Por supuesto, no todos son fanáticos de estos ardientes frutos. El gusto por ellos es tan variado como extensa es la gama de pimientos que existen y así de amplio es el abanico de grados de picor que cada especia pueda generar.
Estas diferencias en el nivel de picor, se deben principalmente a un componente llamado capsaicina, cuya concentración no solo dependerá de la constitución genética de la planta, sino también de las condiciones en las que crece o es cultivada, debido a que el calor y la sequía aumentan la concentración de la capsaicina en sus frutos. De igual forma el grado de madurez de estos determinará su picor, consiguiéndose el máximo en el momento en que el fruto verde empieza a cambiar de color.
La capsaicina es la responsable de que muchos amen a los pícaros pimientos y muchos otros huyan de su feroz efecto. Este compuesto hace que nuestro cuerpo experimente sensaciones tan agudas que son interpretadas literalmente como dolor. Lo cual se debe a que todos los mamíferos tenemos en la boca y en la lengua unas proteínas que están involucradas en la transmisión y modulación del dolor, llamadas receptores potenciales transitorios (TRPV1, Transient Receptor Potencial).
Cuando ingerimos picantes las moléculas de la capsaicina encajan perfectamente en estos receptores y se transmite la señal al cerebro de que nuestra boca está ardiendo. Estos receptores también detectan los cambios de temperatura en la piel y en las membranas, así que responderán a estímulos de dolor mecánicos, químicos o de temperatura, por lo que dependiendo de cómo se activan los terminales, pueden causar dolor adherente, ardiente, agudo y casi cualquier otro tipo de dolor que haya experimentado o pueda imaginar (Neurogastronomy de Gordon M. Shepherd).
Ante estas señales de explosión de dolor severo el cuerpo responde liberando adrenalina, esto a su vez produce un incremento de energía acelerando las pulsaciones de nuestro corazón, aumentando la presión sanguínea y trasladando mayor cantidad de sangre a nuestros músculos principales. Lo mismo que ocurre cuando encaramos situaciones de riesgo o miedo. Incluso se dice que si la intensidad de picor es muy potente pudiéramos experimentar elevación de endorfinas. Estas como opiáceas naturales nos generan un efecto analgésico en el cuerpo y hasta una sensación de felicidad. Quizás esto es lo que nos lleva a la dualidad de amor y dolor que nos enceguece y nos hace ir por más…
¿Y cómo sabemos cuál es el grado de picor al que nos enfrentados con cada pimiento?
Así como les comentamos más arriba, el abanico de grados de picor es muy amplio, por ello en 1912 Wilbur Scoville desarrolló un método sensorial para clasificar la intensidad de los pimientos o picantes llamada Escala de Scoville. Las unidades de la misma (SHU por sus siglas en inglés), indican la cantidad de Capsaicina presente en determinado fruto y esta va de 0 a 15 millones, siendo cero el pimiento verde o morrón y el máximo valor la propia capsaicina. Debido a que esta escala era poco precisa, por tener un componente subjetivo, se creó el Método Gillett que mide directamente la cantidad de capsaicina mediante una técnica denominada cromatografía líquida de alta resolución (high performance liquid chromatography, por sus siglas en inglés HPLC), pero la Unidad Scoville siguen siendo la unidad de medición actual.
Para este post quisimos hacer una pequeña experiencia personal con los pimientos que encontramos habitualmente en los mercados de Montréal. ¡Nos atrevimos a probar 9 de ellos!!! (se consiguen algunos más y otros en su forma deshidratada, que dejaremos para otra oportunidad).
Y a continuación organizamos nuestros pimientos, según nuestra apreciación en escala de más picante a menos picante y su valor en unidades Scoville. ¡Les cuento que el Jalapeño y el Serrano me encantaron!
Luego de nuestra degustación, tuvimos que recurrir a algunas de estas recomendaciones: para poder calmar el color, picor, ardor o calor generado por alguno de los chiles o pimientos que sientan muy picosos, no acudan al agua como una opción aunque sea esto lo primero que les provoque, debido que la capsaicina no es soluble en agua, así que no hará gran diferencia. En su lugar se recomiendan ingerir alguna bebida láctea (leche, yogurt, crema agria), dado que la caseína rodea la molécula, volviéndola ineficaz, una bebida alcohólica fría para calmar la sensación o incluso también se dice que si «distraemos» al cerebro con algun alimento que tenga cierta textura como el pan, la percepción del efecto picante disminuirá.
Así mismo, una vez que sus manos entran en contacto con la capsaicina de cualquier chile, deben asegurarse de no tocar sus ojos, nariz u otras zonas sensibles, ya que el efecto puede ser muy pero muy desagradable e irritante. Es por ello que muchas personas por precaución emplean guantes para manipularlos y así protegen sus manos. Además se recomienda, antes de emplear cualquier pimiento, retirar la placenta o membrana blanca que envuelve las semillas.
Y ustedes, qué nos pueden contar sobre su experiencia con los pimientos, son de los que los aman o de los que ni se les ocurre probarlos y huyen despavoridos ¡Ja ja ja!
Referencias
– ¿Cómo se mide el picor de los chiles?, disponible en: http://elholandespicante.com/noticias/guia-de-picante-para-chiles-y-pimientos/
– Hot chile peppers on the Scoville scale, disponible en: https://www.thespruceeats.com/hot-chile-peppers-scoville-scale-1807552
– Propiedades medicinales de la capsaicina, disponible en:
https://www.botanical-online.com/capsaicina.htm
– Escala scoville, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Escala_Scoville
– Picor de los chiles, disponible en: http://www.seminis.mx/blog-picor-de-los-chiles/
– ¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando comes chile picante y por qué puede ser bueno para tu salud? Disponible en, https://www.bbc.com/mundo/noticias-39230926
– ¿Por qué puede ser placentero el dolor?, disponible en:
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151004_vert_fut_dolor_placentero_yv
– The capsaicin receptor: a heat-activated ion channel in the pain pathway, disponible en:
http://www.hysafe.org/science/eAcademy/docs/Nature_v389_p816to824.pdf
– La Capsaicina, disponible en:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/quimica/article/viewFile/7590/7835
“Cuando pruebo un picante el calor invade todo mi rostro, comienzo a sentir palpitaciones en la lengua, en toda mi boca, la salivación se hace más profusa, mi cuerpo se estremece, corren por mi piel toda una sensación de cosquilleos que se van transformando en emociones fascinantes e intensas que entre bocado y bocado van despertando suspiros y jadeos por un ardor y dolor masoquistas. Cuando de pronto va emergiendo de mis entrañas un profundo placer que se dibuja en mis labios como una pícara sonrisa, el deseo se intensifica y mi cuerpo pide más, debo complacerlo”
Suena como un párrafo de un libro de amor – pero es verdad! Jajajaa!! Es precisamente el efecto que tiene el ají para un fanático de los picantes. Muy parecido al efecto de comer un chocolate, pero mucho mas intenso ( y de vez en cuando, doloroso!) Además, es casi como una droga; mientras más pica, más quiere.
La mejor manera de probar un ají es cortarlo por la mitad; y coma un pedacitico desde el medio. El picante más intenso se encuentra en la parte arriba , cerca del tallo, y el menos picante en la cola.
Recientemente, una amiga Ing. Químico me explicó que el capsaicin NO es un ácido, como mucha gente piensa, sino un “base”. Mezclado con agua, forma un producto químico “baboso”. Por eso , importantísimo el comentario sobre la leche o el yogurt.
En los últimos 20 años, el ají picante ha despertado mucho interés en el mundo gastronómico venezolano. Eso me parece fantástico, porque así la gente pueden disfrutar de las delicias gastronómicas de la India, Pakistan, Indonesia, Tailandia, Korea y China. Hoy día hay muchos artesanos en el mercado nacional que producen “picantes” para vender y para cocinar. Excelente, me parece.
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Jajajaja si querido Clive es una combinación de amor apasionado y dolor. Nos encanta que escribieras porque eres una de nuestras referencias al ser un experto de los picosos chiles y sabemos que son una de tus pasiones. Muchísimas gracias por tus comentarios por demás interesantes!!! Un gran abrazo
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